Que las guerras son un absurdo es algo bastante asumido. Lo que nos cuesta más asimilar (o lo asimilamos pero mirando para otro lado) es que las guerras son un negocio. Recuerdo que cuando estaba en la carrera universitaria uno de nuestros profesores explicaba como nuestra sociedad contemporánea ha evolucionado tanto en el siglo XX gracias a la industria armamentística o, en otras palabras, que parte del bienestar económico de algunos se basa en el sufrimiento de bastantes otros. Esta bien que de vez en cuando recordemos estas cosas, sobre todo ahora que se acercan elecciones en nuestro país.
Y de una guerra totalmente absurda trata la novela de Mario Bahamón Dussan El soldado de las botas feas. No conocía a este escritor colombiano y la verdad es que ha sido una grata sorpresa. Una cadena de televisión estadounidense, preocupada por los bajos índices de audiencia, decide crear un conflicto entre dos países y hacer del mismo un reality show. Este macabro Gran Hermano llevará a dos países Iberoamericanos (donde a juzgar por los ejecutivos de la cadena será más fácil crear un conflicto) a declararse la guerra. Los países son Cafélombia y Petrozuela. ¿El motivo? la cadena difundirá primero la noticia falsa de que hay un yacimiento de petróleo en la frontera de ambos países. La ambición, los sobornos y un accidente fortuito precipitarán los acontecimientos.
A esta guerra se enrolará Ramón Gil hipnotizado por el ruido de un tambor. Su mujer, que descubrirá el paradero de su marido gracias a la televisión, decide apoyar a su marido yendo a trabajar a una fábrica de botas. Allí recopilará trozos de diferentes botas para confeccionar un par bastante original para su marido, de aspecto surrealista, pero que le servirán para identificarle más fácilmente y así hacerle llegar su amor y cariño.
Mientras leía el libro me acordé de la famosa canción Mambrú se fue a la guerra, porque siempre me ha llamado mucho la atención que una canción tan tétrica se enseñe a niños e incluso se juegue con ella. El libro es francamente divertido, una gran sátira del mundo actual que nos hace pasar un buen rato. Pero desgraciadamente parece que no estamos muy lejos de la realidad y a poco que reflexionemos este libro esconde las grandes miserias de nuestra sociedad. Este es el regusto que deja el libro, pero la lectura es francamente entretenida, con un lenguaje claro y accesible, y momentos desternillantes.