¿A qué se dedica un instalador de gas?

Los técnicos en instalaciones de gas se ocupan de instalar, mantener y en caso de ser necesario reparar aparatos o los propios sistemas de gas tanto en locales como en hogares. Entre los aparatos que pueden reparar se encuentran desde calentadores de gas a contadores, cocinas o bien sistemas de calefacción central. 

Normalmente los instaladores de gas en coslada suelen recibir los avisos de trabajo mediante ordenador o por teléfono. Recogen las piezas que necesitan del proveedor o en puntos de recogida. Muchos de estos profesionales también realizan visitas de mantenimiento para personas que tengan contratados este servicio con su comercializadora. En el caso de pertenecer a una empresa, sería esta quien les avise de problemas de emergencia o bien les pueden avisar de la llegada de piezas necesarias para determinadas reparaciones. En caso de ser autónomos, los usuarios son los que se ponen directamente en contacto con ellos y estos a su vez con proveedores para encontrar piezas.  

Una vez llegan a las casas, prueban los aparatos con mucha precisión y con todo tipo de medidas de seguridad. Una vez detectadas las averías, se intenta reparar cualquier dispositivo. En ocasiones para poder determinar una avería, es necesario el uso del ordenador.  

Si bien es cierto, un instalador de gas, necesita tener habilidades en números, comunicativas, informáticas, también tener técnica y prácticas suficientes. Saben reparar, instalar y también realizan mantenimiento en aparatos de gas comerciales y domésticos. Tienen cierta capacidad de calmar y tranquilizar al cliente, trabajan sin supervisión y tienen gran capacidad organizativa, cuando son buenos profesionales, claro. Purgan sistemas de calefacción central de gas, así como mantenimiento de rutina. 

Cuando se trata de un profesional, tienen que tener capacidad para planificar y organizar el trabajo. Así como tener conocimientos para saber todo tipo de normas de seguridad, trabajando con cuidado y teniendo cuidado con los detalles. Deben de tener habilidad para realizar las preguntas correctas para descubrir las necesidades o los problemas del cliente. 

Y es recomendable tanto tener una buena forma física, para poder trepar si fuera necesario para comprobar chimeneas, así como poder levantar pesados dispositivos o trabajar en lugares incómodos y pequeños o de difícil acceso.  

También se encargan de realizar presupuestos, a continuación facturas o cobrar.  

Muchas veces, uno de los valores más buscados en estos profesionales es la sensatez, la capacidad de asesorar y de comunicar lo que es necesario y cuándo es necesario. 

Y por supuesto, dependiendo de la titulación que tengan podrán realizar unos trabajos u otros, evitando siempre las personas que no están cualificadas para obras o reparaciones mayores, porque evidentemente en esta profesión también existe el intrusismo profesional. 

Es importante para ello, saber la avería que tiene y lo que va a necesitar para saber si la persona que tenemos delante puede realizar el arreglo necesario. Ya que, de lo contrario, puede que el profesional que tenemos delante nos traiga más problema que soluciones. Siempre debemos de saber qué tipo de profesional tenemos delante y su forma de trabajar.