Corea de Lonely Planet

Hay sólo dos cosas que me gusta tanto como un buen libro y una de esas cosas es viajar. La lectura es en sí un viaje a un terreno desconocido que acabará, si el libro es bueno, transformando nuestra visión sobre el mundo. Del mismo modo al viajar descubrimos otras culturas, otras formas de ver el mundo, y adquirimos un conocimiento que perdura más que el adquirido en un aula. Las esquivas capitales bálticas, que tantos quebraderos me costaron en el colegio, quedaron fijadas de por vida una vez que pude verlas in situ.

Desde hace unos años en todos mis viajes tengo una compañera fiel: la guía del país que visito editada por la Lonely Planet. Elegir una buena guía es algo indispensable para aquellos que nos gusta huir de los tours organizados con horas fijas hasta para ir al baño. Hay varias opciones disponibles pero tras varias tentativas y escarceos me parece que la que mejor responde a mis necesidades es esta colección que, para viajeros españoles, traduce GeoPlaneta.

Una de las cosas que más me gusta de estas guías es que suelen colaborar varios autores. En el caso de la guía de Corea (de momento sólo disponible en inglés) son: Simon Richmond (éste ya me ha acompañado por Europa del Este), Rob Whyte, César G. Soriano y Yu-Mei Belasingamchow. Este acercamiento desde diferentes perspectivas no sólo da una mayor profunidad en cada tema (combinando las diferentes especialidades de cada uno) sino que también da una perspectiva poliédrica del destino.

Corea como destino es bastante atrayente. Amantes de la tecnología, la Historia, el senderismo o el mundo del lejano oriente tienen en este destino un país que responde a estas y otras necesidades. Mucho más abierto al mundo que su vecino Japón (hablamos de la parte del sur, obviamente) y por el que es más fácil desenvolverse sin conocer la lengua. Quizá a esto contribuyera la celebración del Mundial de Fútbol en el 2002.

El título de la guía es Korea porque la guía cubre tanto Corea del Sur como la del norte. Una de las excursiones más impresionantes se puede hacer desde Seúl consiste en visitar la zona desmilitarizada que se encuentra en la frontera de ambos países. Ambos países realizan su particular guerra de propaganda, situando banderas de dimensiones gigantes en sus pueblos fronterizos. Pero es más que evidente que la guerra ideológica la ha ganado Corea del Sur. El pueblo del norte es un pueblo fantasma, nadie vive allí. Los constructores crean y derriban el mismo piso para dar sensación de actividad. Por la noche encienden siempre las mismas tres luces para hacer pensar que no hay problemas de suministro eléctrico, cuando la realidad es diferente.

Antes dije que había dos cosas que me gustan tanto como leer. La segunda es la comida y está parte también es fundamental tanto en los libros (algún día haremos alguna reseña sobre libros de cocina) como en los viajes. Y es también una de mis partes favoritas de las guías Lonely Planet. Creo que es muy fácil hacer una compilación de buenos restaurantes, basta con fijarse en la constelaciones de la galaxia Michelin. Lo que es más difícil es conseguir recomendar restaurantes que, pese a ser modestos, son de una gran calidad y son un espejo de la cultura del país. Está cuestión siempre la bordan en la Lonely Planet. En Corea es muy recomendable comer en los mercados, al menos una vez durante el viaje (tampoco conviene tentar mucho más a la suerte).

La documentación y estructura de la información es sencillamente excepcional. El viajero dispone de una gran cantidad de mapas y alguna que otra fotografía que sirve de acicate para visitar los lugares más importante. La sección sobre el idioma también es bastante completa, aunque en el caso de coreano sea bastante complicado ponerla en práctica. En algunos casos también editan por separado libritos sobre idiomas, aunque si no pensáis aprender en serio una lengua son más que prescindibles.

En resumen esta guía (y el resto de la colección) son una maravilla de leer. La de Corea no tiene todavía ni un año por lo que todavía es una guía joven (siempre se ha de mirar la fecha de edición cuando vayáis a escoger una guía para vuestros viajes). Pero la información no acaba en la propia guía. Muy recomendable es también la propia página web. Y si encimas tienes acceso a los canales digitales y sus programas de viajes, ya la gozada es incontrolable.

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