En un verano tedioso Canal+, en aquel entonces sin coletillas digitales, repuso la película El hombre que pudo reinar, dirigida por John Huston y protagonizada por Sean Connery y Michael Caine. En mi vasta ignorancia no sabía que estaba basada en un relato de Rudyard Kipling, pero me acuerdo que la película me pareció fascinante. Aquella misma noche quedé con un amigo que casualmente también, guiado por el hastío, había visto la película causándole un efecto similar. Mi amigo, más ilustrado que yo, me informó que la historia estaba basada en un relato escrito por Kipling, el mismo escritor de El Libro de la Selva.
Al día siguiente me dirigí a la biblioteca de mi barrio y por fortuna econtré un volumen que incluía el relato del escritor inglés. Abrí las tapas del libro y me encontré con uno de los comienzos más fascinantes que he encontrado en toda mi vida como lector:
“Hermano de un príncipe y amigo de un mendigo con tal de que sea digno”
La Ley, como dice la cita, establece una justa norma de vida que no es fácil de seguir. He sido muchas veces amigo de un mendigo, en circunstancias que a ambos nos impedían descubrir si el otro era digno. Todavía me falta ser hermano de un príncipe, aunque en una ocasión conocí de cerca a quien pudo haber sido un verdadero rey, y me prometieron la posesión de un reino: un ejército, un tribunal de justicia, rentas y principios políticos, todo de una vez. Pero ahora mucho me temo que mi rey esté muerto, y si quiero una corona tengo que buscarla por mi cuenta.
La voz del narrador es la de un periodista que vive en la India y que no es otro que el propio Kipling bajo otro nombre. Tras una breve introducción, en la cual nos narra como entra en contacto con los protagonistas del relato, el narrador cuenta como un día en la redacción de su periodiódico ambos personajes vuelven a aparecer pidiéndole ayuda para consultar los mapas que el periódico posee. Daniel Dravot y Peachey Carnehan explicarán al narrador que se disponen a convertirse en reyes de Kafiristán. Los hombres partirán al día siguiente dejando un poco perplejo al periodista, convencido de que se marchan a una muerte segura. Pasados dos años Carnehan, completamente irreconocible, vuelve a aparecer en la oficina y le contará las aventuras que ha corrido desde que se separaron hasta ese mismo día.
Este relato de Kipling me parece bastante interesante porque constituye un perfecto ejemplo del micromundo del escritor. Podemos considerar este relato como un cuento de aventuras perfectamente asequible para consumo infantil. Pero hay otros temas en el libro. El primero es el de la codicia humana y el deseo de poder. No es un tema nuevo, al fin y al cabo este relato entronca con las múltiples leyendas y mitos que, desde la antigüedad, nos advierten de los peligros que entrañan la ambición desmedida de los hombres. Los griegos se referían a este sentimiento con el concepto de hybris y todo aquel que se dejaba llevar por el mismo acababa sufriendo un castigo por parte del destino.
Pero no estamos hablando sólo de un caso de ambición personal en este caso. La labor que ambos personajes se disponen a realizar no es simplemente crear una empresa o convertirse en multimillonarios, quieren convertirse en reyes de un territorio extranjero. Kipling sigue siendo para muchos la cara literaria del Imperialismo Británico, por lo que este relato es clave para tener una visión más completa del pensamiento del escritor. Kipling es hijo de su tiempo y por lo tanto esclavo de algunos prejuicios de su época, pero este relato creo que contribuye a dar un poco más de relieve a su visión sobre el mundo. No estamos ante un escritor comprometido que denuncia injusticias sino ante un periodista que nos cuenta con su cámara una historia desde un punto de vista objetivo y dejar al lector sacar sus conclusiones.
La importancia y legado de Kipling está fuera de toda duda. Muchos son los escritores que se sentirán fascinados por sus libros. Entre los más cercanos a nosotros está el mismo Borges que prologó una edición de sus relatos: “el autor, con sabia inocencia, narra la fábula como si no acabara de comprenderla y agrega comentarios convencionales para que el lector esté en desacuerdo”. En esta edición de Alianza también se incluyen El rickshaw fantasma, La extraña galopada de Morrowbie Jukes, En la casa de Suddho, La Puerta de los Cien Pesares y Bala, bala, oveja negra.