Vivimos en una sociedad dormida y adocenada. Europa, otrora foco de revoluciones y luchas sociales, prefiere tomarse una caña mientras contempla como los bancos y sus gobernantes se reparten su dinero. En España, uno de los países más corruptos del continente, envía una delegación de gobernantes de los principales partidos políticos a compartir mesa y mantel con el dictador Teodoro Obiang. Mientras, los ciudadanos siguen votando a esos partidos políticos caducos y no sólo no lo hacen tapándose la nariz, sino que algunos inluso van a mitines o hacen campaña en su favor. ¿Es que no queda nadie con sentido común y que diga basta?
Sí, queda una persona en Europa que, como el reducto galo de Uderzo, responde a tanta infamia desde Francia. Esta persona es Stéphane Hessel, diplomático de 93 años, miembro de la Resistencia Francesa, prisionero de un campo de concentración y miembro de la Comisión de Naciones Unidas que llevó a cabo la elaboración de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre. Semjante Curriculum explica como Hessel, en vez de estar jugando a las cartas en un bar de Marsella como un jubilado más, prefiere meterse en camisa de once varas. Antes de embarcarse en la escritura del libelo Hesse viajó en 2008 y 2009 a la franja de Gaza para denunciar crímenes de guerra y violaciones de los Derechos Humanos, cuando ya contaba con 90 años en su haber.
Hesse se dirige a todo el mundo en este texto pero sobre todo a los jóvenes. Cuenta como a la gente de su generación no le costaba movilizarse pues tenían un enemigo patente y muy peligroso: el fascismo. Y fue ese odio y enfado frente al fascismo lo que hizo que se comprometiera políticamente tanto él como el resto de su generación. Pero en estos momentos la gente no se posiciona por la indiferencia reinante en la sociedad.
¿Qué puede despertar las consciencias dormidas de la gente? Hesse nos da dos motivos, aunque motivos para el enfado y el combate sobran. El primero es la diferencia entre los ricos y los pobres. Uno de los Objetivos del Milenio de las Naciones Unidas es la erradicación de la pobreza extrema y el hambre. La crisis financiera, cuyo origen está en la codicia desmedida de unos pocos, ha empujado a más familias a la pobreza extrema. Los detalles del informe se pueden ver en este enlace.
El segundo motivo es la lucha por los Derechos Humanos y el estado de nuestro planeta. En concreto cita dos artículos para defender su tesis. El primero de ellos, el 15, donde se especifica que todos los hombres tienen derechos a una nacionalidad. Pero es el segundo, el 22, el que me parece más importante: “Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.” Este derecho está amenazado hoy más que nunca. Se dan dinero a los bancos, causante de la crisis financieras, para mantener sus beneficios y se quita del presupuesto destinado a los ciudadanos, como los recortes en Educación.
La respuesta para Hesse a tanto oprobio es una revolución cívica y pacífica. Rechaza cualquier forma de violencia. Hesse es un humanista. Su receta es la superación de conflictos a través de una comprensión mutua y una paciencia vigilante. Sus referentes son Mandela o Luther King. Es consciente de que la década anterior fue una década de regresión, por lo que necesitamos estar activos para recuperar el terreno que los ciudadanos habían conquistado tras la Segunda Guerra Mundial. Pero los métodos que tenemos que usar tienen que ser puramente pacíficos.
Una vez le preguntaron a Saramago, ya octogenario, que en qué se seguía sintiendo joven. El premio Nobel respondió sin dudar que en la capacidad que seguía teniendo para decir “No”. En el norte de África soplan vientos de cambio. El mundo árabe ya no es intocable entre los suyos. Inlcuso China mira de reojo por si las moscas. ¿Qué pasa en Occidente? De momento nada. Que la voz que anime a salir a las calles sea la de un anciano es motivo de preocupación, pero el hecho que este breve texto se haya convertido en Francia en todo un bestseller da esperanzas. Quizás un día de estos alguien tire un huevo podrido a un político, con este detalle ya me empezaría a dar por satisfecho.